Sri Lanka


SRI LANKA 



La bella isla de Sri Lanka, antigua Ceilan, es una tierra encantadora y llena de sorpresas. En cierto modo es una especie de India en miniatura, aunque aquí predomina la cultura budista. 





Un extraordinario evento geográfico y también histórico es el llamado Adam Bridge, o puente de Rama, que hasta el Siglo XV unía por tierra a la isla con el continente indio. Se podía pasar a pie. Al parecer este largo istmo natural desapareció a consecuencia de varias catástrofes naturales, si bien sus restos todavía son observables desde el aire... 







Sri Lanka tiene un tamaño relativamente compacto, similar a Irlanda, lo que permite recorrerla con facilidad.  La isla concentra en un territorio reducido numerosos atractivos naturales e culturales. 














Desde el aeropuerto viajamos directamente hasta Mirissa, una de las grandes playas del sur. Mirissa es un bonita ensenada tropical circundada de palmeras, donde se puede hacer prácticamente de todo: surf, avistamiento de ballenas y delfines, tortugas desovando, snorkel, etc...





El sur de Sri Lanka es la tierra más meridional de esta región del mundo, y por su horizonte desfilan los grandes cargueros y petroleros que circulan entre Asia y Europa. También desfila por esta estratégica ruta una nutrida colección de delfines, atunes y varias especies de ballenas, incluida la esquiva ballena azul, el mayor animal del planeta.














Tras unos días de relax, abandonamos la playa y emprendemos camino al norte por el centro de la isla, en dirección al parque nacional de Uda Walawe, uno de los mejores de Asia para observar elefantes salvajes. 




En el camino, hacemos una parada en el templo rupestre de Mulkirigala, una gran roca en medio de la selva con cuevas repletas de frescos y esculturas budistas.











La abundante población de elefantes de Uda Walawe vive plácidamente en esta llanura tropical junto con monos, ciervos, búfalos, pavos reales salvajes, murciélagos y aves rapaces. También habitan en el parque algunos leopardos, pero no se dejan ver con facilidad. 






























Desde Udawalawe seguimos en dirección a Ella, en las montañas. Este es el mundo del Té. Las plantaciones y fábricas de té salpican el precioso paisaje de esta región, situada a más de 1.000 metros de altitud, con un clima fresco y agradable.  

En estas tierras construyó su imperio Sir Thomas Lipton y la influencia británica se percibe aquí claramente en el estilo de edificios y plantaciones, e incluso en la niebla londinense que suele prodigarse en la zona.


El ferrocarril entre Ella y Haputale, fruto del esplendor del té, nos proporciona estupendas vistas de plantaciones y aldeas, en un paisaje de verdes colinas e imponentes montañas.











En Haputale abunda la población de origen tamil, dedicada en su mayor parte al trabajo en las plantaciones de té. Los tamiles son en su mayor parte de religión hinduista, y tuvimos la suerte de asistir a una boda tradicional... 















Más al oeste se encuentra el parque nacional de Horton Plains, un fantástico altiplano a 2.100 metros de altitud poblado por ciervos, monos y aves, en una hermosa floresta de altura con arbustos retorcidos por el viento. En este paraje habita el endémico gallo salvaje, ave nacional de Sri Lanka.



Una caminata de 9 kilómetros nos lleva al barranco del World´s end, un precipicio de 900 metros con grandes vistas sobre las llanuras del Sur, cuando no hay niebla. 














Siempre en dirección norte llegamos a Kandy, la principal ciudad del centro de la isla, considerada la capital cultural del país, famosa por sus escuelas de música y danza tradicional. 











El Templo del Diente Sagrado, a orillas de un bonito lago, es el centro neurálgico de la ciudad. Este imponente templo, donde se guarda como reliquia un diente de Buda, es el templo budista más importante del país. Se considera necesario, entre los budistas de Sri Lanka, peregrinar al templo al menos una vez en la vida, o sea que siempre hay gente.













En torno al lago pulula una notable colonia de imponentes lagartos Monitor, que suelen dejarse ver tomando plácidamente el sol en las orillas.








El excéntrico hotel Helga`s Folly, situado en las colinas que rodean el lago, tiene una peculiar y saturada decoración, con variados murales y objetos de inspiración surrealista.












Las cuevas-templo de Dambulla, al norte de Kandy, reúnen una espléndida colección de frescos y esculturas budistas de distintas épocas, y constituyen uno de los grandes legados artísticos de la isla.





Dambulla se encuentra en una fértil llanura donde crecen la vainilla, la canela el cardamomo y otras preciadas especias que aderezan la sabrosa gastronomía local. También abundan las frutas tropicales como piña, jaca, papaya y mango, así como numerosas legumbres y hortalizas. No falta de nada. 













A pocos kilómetros, visible desde Dambulla, se alza el espectacular monolito rocoso de Sigiriya, tal vez la imagen más característica de Sri Lanka. Sigiriya es una enorme roca rojiza que se eleva 300 mts. sobre una llanura de densa floresta tropical, repleta de vida salvaje. Su silueta inconfundible es visible a muchos kilómetros, y desde su cima se contempla un fantástico panorama en todas direcciones.










La cumbre de la roca y sus alrededores albergan numerosos restos de lo que pareció ser un gran montasterio budista abandonado hace más de 1.000 años. En la roca hay frescos, relieves, diversas estructuras en ruinas e incluso piscinas que recibían el agua de la lluvia. El conjunto de naturaleza e historia es realmente magnífico, y transmite grandeza por los cuatro costados.








Los monos pululan a su antojo por estas insólitas ruinas, aunque también es posible toparse con otros animalitos menos simpáticos: las enormes avispas hornet, que llegan a medir hasta 5 cm. y tienen la mala costumbre de atacar en masa si se alteran ante determinados estímulos. Los carteles recomendando guardar silencio para evitar el ataque no contribuyen precisamente a relajarse en las vertiginosas escaleras colgadas del acantilado.












Siguiendo hacia el norte llegamos a Anuradhapura, capital de Sri Lanka durante más de 1.000 años. Esta ciudad alberga un gran patrimonio de templos y estupas, algunos con más de 2.000 años de antigüedad. Las gigantescas estupas de Anuradhapura se encontraban entre los edificios más altos del mundo en su época. 




El templo más venerado de la ciudad alberga el árbol más sagrado de la isla. Al parecer se trata del mismo árbol bajo el que se iluminó Buda hace 2.500 años, replantado una y otra vez con absoluta devoción durante 2 milenios, tras ser transportado desde su ubicación original en Gaia, India.















Desde Anuradhapura viajamos hacia el oeste y cerramos el círculo retornando a Negombo, localidad próxima al aeropuerto, con una larga playa y animado mercado de pescadores. 



El viaje por la exótica isla de Ceylan deja sin duda un excelente sabor de boca, similar al de los sabrosos currys, pescados, tés y frutas que hemos degustado por el camino.






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