tiempos del verbo viajar

 TIEMPOS DEL VERBO VIAJAR





El verbo viajar ha cambiado mucho en la era digital. Las posibilidades de planear y decidir a gusto de cada uno los detalles del viaje han crecido de forma exponencial, aumentando el encanto de viajar por cuenta propia. Preparación, acción y recuerdo son las fases naturales del viaje, cada una con su estado mental propio, sus desafios y sus satisfacciones.










La preparación es la primera de las grandes fases de un buen viaje, y puede convertirse ya en un auténtico placer por anticipado, a veces no exento de alguna ansiedad por  las dudas  y las ganas de estar  in situ.  Las decisiones que se tomen ahora influirán con fuerza en el viaje.

Las reservas online de vuelos, trenes  y alquileres de coches han reducido notablemente los costes de los desplazamientos, y las reservas por internet de todo tipo de alojamientos permiten planificar con facilidad las estancias. 

Al mismo tiempo la información detallada sobre los lugares y actividades abunda en la red y en las guías de viaje, de forma que es mucho más fácil estar bien informado e ir directamente al grano de lo que se quiere ver o hacer. 









La realización es la etapa reina de todo viaje, el aquí y ahora de la experiencia.  Si todo está bien preparado, el momento del viaje puede suponer un puro disfrute, ausente casi de stress.  

Además, durante el propio viaje los planes pueden alterarse con facilidad en función de las circunstancias y cada uno puede decidir que nivel de improvisación quiere darle a su itinerario, pudiendo reservar todo o sólo una parte de los destinos a visitar.  

Ni que decir tiene que viajar es un verbo irregular,  por lo que pueden aparecer también los problemas, pero también es parte de la aventura encontrar las soluciones más adecuadas. 





Por último, la revisión y recuerdo son la tercera fase que completa y da sentido a las anteriores. La generalización de la fotografía y el video gracias a los móviles ha supuesto una verdadera revolución creativa, en la que todo el mundo se convierte en realizador de su propia película y elige el formato en que la va a dar a conocer, lo que también está al alcance de todos a través de redes sociales y blogs. 





Al regresar a casa, las fotos, mapas y recuerdos son una memoria valiosa de todas las experiencias vividas, que pueden llevar también al deseo de documentarse y profundizar en aspectos concretos de los lugares visitados. 




El placer de recordar lo vivido puede llevar en ocasiones a querer repetir, reiniciando el ciclo con la preparación del próximo destino. Si las circunstancias lo permiten, uno puede convertirse en un auténtico adicto de este saludable vicio de viajar.

Así pues, futuro, presente y pasado son, en una curiosa inversión de su orden habitual, los tiempos verbales que dominan el hecho viajero, cuyo tiempo real se extiende, como hemos visto, mucho más allá de la propia duración del viaje... 



artículo relacionado: en la era de la velocidad...








UN EQUILIBRIO INESTABLE

Novedad y calidad son dos criterios delicados a la hora de elegir un destino de viaje.  

Parece claro que descubrir nuevos horizontes y culturas es una prioridad para cualquier viajero, pero una vez conocido Nueva York o el Himalaya, no es tan evidente si hay que volver a "lo más interesante" una y otra vez o escoger nuevos destinos que, aún teniendo menos interés, mantengan el atractivo de la novedad. 

Por ejemplo, no es tan sencillo decidir hay que volver a los Alpes por cuarta vez, aunque ya los conozcamos, o si es más interesante conocer los Cárpatos, donde no hemos estado nunca. O volver por tercera vez a Bali sin haber estado nunca en Laos.

La realidad es que la novedad en ocasiones compensa de las carencias de un destino, pero no siempre. Al mismo tiempo, el atractivo  e interés de un lugar puntero suele disminuir cuando hemos ido muchas veces.


Otra decisión asociada a la anterior es si hay que priorizar los destinos más conocidos o intentar descubrir los menos turísticos, con la esperanza de que serán "más auténticos".  ¿Praga o Zagreb?

 Tampoco hay una respuesta única para este dilema, pues por un lado es cierto que descubrir lugares remotos puede ser muy gratificante, pero a veces el deseo de buscar lo novedoso nos puede llevar a encontrar novedades francamente prescindibles.  

Lo que si parece claro es que hay que ir a Venecia, al Taj Mahal o a las Pirámides de Egipto por muy turísticas que sean.  Hay veces que no queda más remedio  que sacrificarse y hacer la cola. 








El mapa no es el territorio...



Mapamundi para peces...


Evolución de los estados-paises desde el 1500 al 2000...





Vistas de página en total