Malasia



KINABALU




Kota Kinabalu es la capital de Sabah, el Estado de Malasia situado en el norte de Borneo. Kota es una ciudad portuaria y provincial, pero con un dinamismo acorde con el fuerte crecimiento de Malasia y un nivel de vida bastante desarrollado. 










Musulmanes malayos, chinos y varias etnias autóctonas forman la variada población de este pequeño Estado, en convivencia relativamente amigable, como es habitual en Malasia. 


















Kota es la puerta de entrada a una de las grandes maravillas naturales de Asia: el Kinabalu, un enorme macizo granítico con más de 4.000 metros de altitud, lo que le convierte en el pico más alto de Borneo y también de todo el Sudeste Asiático.








Los pueblos indígenas que habitan en la región lo consideran un lugar sagrado donde descansan las almas de sus antepasados. La ascensión al Kinabalu es un viaje por distintos ecosistemas y altitudes, donde la naturaleza se transforma continuamente, mostrando diversas facetas a cual más fascinante. 











La subida comienza a 1.700 metros de altura, en un paisaje denso y exuberante de selva tropical, con grandes bosques a menudo cubiertos de niebla. Es una floresta fascinante, donde abundan las plantas carnívoras, los helechos gigantes y árboles centenarios. La humedad se puede masticar, y el ruido de insectos y pájaros, entre torrentes y cascadas, llega a ser sobrecogedor. 








La raflexia, a flor más grande del mundo, crece ocasionalmente en estos parajes, llegando a medir hasta 1 metro de diámetro. 









Habilmente camuflada, La nephenta aguarda pacientemente con sus fauces abiertas a que algún insecto entre en su estómago.








La subida es agotadora, con trechos de gran inclinación donde se sube por una especie de peldaños de madera. Poco a poco el paisaje se va haciendo más sobrio, el tiempo más fresco y la selva cerrada da paso a una vegetación de altitud más propia de zonas templadas, con arbustos bajos y retorcidos, que forman caprichosos dibujos que nos recuerdan un jardín japonés.



La niebla se empieza a abrir y se vislumbra el cielo azul y las grandes moles de granito que aguardan arriba. El calor y la humedad son sólo un recuerdo, y el viento cortante y frío nos recuerda la altura a que nos encontramos, ya por encima de las nubes. 









Al caer la tarde se llega al refugio de Laban Rata, tras 6 o 7 horas de dura subida. El refugio, a 3.200 mts. de altura, está enclavado en un paisaje grandioso, donde las nubes desfilan a gran velocidad escondiendo y mostrando caprichosamente las enormes masas rocosas. Ya casi no hay vegetación.





El sol va cayendo poco a poco en el horizonte y la puesta de sol es un apoteósico festival de rojos, naranjas y granates. Tras la merecida cena y velada con los otros compañeros de ascensión todo el mundo se va pronto a dormir, pues a las 3 de la mañana empieza la segunda parte de la aventura.











Tras un frugal desayuno salimos a la noche cerrada, donde reina un frio realmente sobrecogedor. Debemos estar a 3 o 4 grados pero la sensación térmica mucho menor, por el viento y la humedad. Por suerte no llueve y hay luna menguante.









Una vez hechos a la escasa luz, la silueta fantasmal de los peñascos iluminados por la luna crea un mundo mágico y grandioso. El viento corta como un cuchillo. Es una dura subida por pendientes muy escarpadas, a menudo por roca desnuda aunque no especialmente dificil. De vez en cuando hay una sólida cuerda a que agarrarse en los tramos más complicados. 






Al cabo de unas 2 horas de ascensión comienza a clarear, y el paisaje adquiere proporciones míticas. En pocos minutos una explosión de colores del violeta al amarillo empieza a transformar el cielo, hasta que el primer rayo rojizo ilumina tímidamente las rocas. La gente saca fotos sin parar, intentando guardar cada segundo de la increible transformación de la luz. No quedan palabras para describir la grandeza del lugar.








Aquí sólo hay piedra desnuda y majestuosa, en proporciones y tamaños que nos hacen sentir diminutos, formando un paisaje poderoso y onírico. Las rocas parecen esculturas gigantescas con formas caprichosas y retorcidas, causadas por remotas erosiones glaciares. Es un mundo fantástico que parece flotar, desafiando la gravedad, por encima de las nubes y la selva. 









BATU CAVES









Las cuevas batu, en las cercanías de Kuala Lumpur, son uno de los lugares más impresionantes de Malasia. Este espectacular santuario hindú, ubicado en una enorme caverna, es el principal templo de culto hinduista de Malasia, donde se celebran ceremonias religiosas a lo largo del año, a las que acuden miles de personas.

Las cuevas tienen dimensiones de catedral, con numerosas formaciones geológicas y estalactitas que añaden encanto al recinto. Los halos de luz entran por numerosos huecos naturales horadados en la roca caliza, aumentando la magia del lugar.

 



Por todos los rincones hay altares y pequeños templos donde se celebran diversas pujas y ceremonias. Un intenso olor a incienso y cera impregna este magnífico espacio, donde se conjugan a la perfección espiritualidad y naturaleza.








SINGAPUR Y KUALA LUMPUR  son las dos grandes ciudades de la península malaya, además de capitales de sus respectivos estados. Ambas comparten una mezcla peculiar de las tres grandes culturas de asia: China, India y Islam, que conviven en relativa armonía. 


Las dos ciudades son rabiosamente modernas, y comparten una estética fría y de rascacielos de vidrio y metal, bajo los cuales las tres culturas se entremezclan en los mercados, templos y en las ajetreadas calles.










Kuala Lumpur es el Islam impregnado de tecnología y futurismo, eficaz y competitivo, precursor de la onda que domina hoy en los emiratos del Golfo. 






Las torres Petronas fueron, a mediados de los años 90 el primer gran monumento al Islam del S. XXI, 2 gigantes de metal y vidrio con forma de minaretes o de cohetes espaciales. 




Estas torres gemelas fueron en su día las mas altas del mundo, superando a las del WTC de New York. Una mezquita futurista que se alza en las proximidades realza el carácter a la vez tradicional y ultramoderno de la urbe. 






Y este es un Islam relativamente tolerante, al estilo del esplendor cordobés, que permite a las grandes minorias china e india sentirse cómodas en un estado autoritario que, por otra parte, siempre resultó familiar a los chinos. Los musulmanes, mitad de la población, dominan la estructura del estado y el ejército. 







Los chinos, 40 por ciento de la población de Malasia, dominan la economía y los negocios del próspero pais. La importante minoria india, 10 por ciento, ocupa el escalón social mas bajo y destaca en las profesiones liberales, manteniendo un acusado sentido de comunidad. 








A medio camino entre las dos metrópolis, la simpática ciudad colonial de MALACCA tiene un variado y original conjunto arquitectónico con elementos portugueses, holandeses, musulmanes y chinos. 




 La mezcla de culturas, religiones y estilos de vida, en relativa armonía, es la marca registrada de esta bonita ciudad...










SINGAPUR, la ciudad del león, es mucho más moderno y dinámico que KL. La mayoritaria presencia china hace de la ciudad un modernísimo centro de negocios y ocio, sin los prejuicios culturales que todavía se observan en la islámica Kuala, bastante más provinciana. 













Singapur vibra de cultura y vida nocturna, y sus habitantes se consideran absolutamente al dia de modas y tendencias globales. La filosofía confucianista china se adapta como anillo al dedo al mercado global, y el gobierno autoritario pero eficaz se encuadra cómodamente en la larga tradicion autocrática china. 








 


Las leyes son estrictas y severas. Singapur es el estado que mas penas de muerte ejecuta por habitante. No obstante, la subida vertiginosa del nivel de vida ha provocado una explosión de alternativas de ocio y cultura, y Singapur se posiciona ahora mismo como una de las capitales culturales de Asia. 




La Bienal de arte contemporáneo de Singapur es un buen ejemplo de ello...








Además de los rascacielos y buenos negocios, ambas ciudades comparten regímenes políticos de apariencia democrática pero de acción bastante autoritaria. 

Ambas comparten, en suma, una imagen ultramoderna con sistemas sociales heredados de las culturas china y musulmana. Y lo más inquietante es que todo parece funcionar a las mil maravillas en esos sistemas de autoritarismo futurista, que desafian abiertamente la idea de que el futuro pertenece a la las sociedades con valores democráticos.















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